La Ciencia ha demostrado que el campo magnético del corazón es mucho más
grande que el del cerebro y que nuestras Emociones y Sentimientos lo afectan.
Para usar esta información en nuestro cotidiano, pongo como ejemplo la
siguiente situación:
Cuando un grupo de personas en un lugar de trabajo se encuentran de buen
ánimo, ¿Por qué la llegada de un solo individuo enojado o mal humorado,
derrumba el buen ambiente pre existente en el lugar?
Mi teoría es que ese individuo está afectándolos a través del campo magnético
del corazón, pues está enojado y las otras personas están “reaccionando” desde
su campo mental; juzgando la emoción del individuo, lamentando su llegada,
forzando pensamientos positivos para protegernos de la “mala vibra”, etcétera.
Todo esto se produce en el campo magnético del cerebro que es menor y por lo
tanto no logra equilibrar ni menos superar la fuerza del Enojado. Por lo
anterior, creo que la manera que tenemos para mantener nuestra Paz, más allá de
las circunstancias, y en especial con respecto al estado emocional de quienes
nos rodean, es ir también a nuestro corazón y conectarnos con sentimientos como la
compasión, fortaleciendo así la armonía de nuestro campo y propiciando un
diálogo de campos de una misma base, donde el equilibrio prime y contagie al
otro campo o al menos nos mantenga tranquilos en nuestro rol de observador.