Nuestra actividad mental suele distraernos del momento presente con sus preocupaciones sobre las posibilidades futuras y sus lamentaciones sobre lo ya pasado, solo algunas veces viajamos a través de ella a esos otros tiempos, para conectarnos con aprendizajes experimentados o para estimular un propósito, por eso el mental genera tanto desgaste, tanta fuga energética. Aún cuando ejercitamos mantener nuestra atención en el momento presente, ella sigue distrayéndonos, a través de los juicios. Todo lo que vamos percibiendo con nuestros sentidos va instantáneamente seguido de una opinión, de una calificación o clasificación, entonces nuestra relación con esa realidad se construye a partir de lo que nos decimos de lo que ocurre, “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede” (Epicteto). Esto es clave, porque nuestro cerebro está recibiendo la información que le otorgan nuestros sentidos sobre la situación que se despliega en el momento, pero son los “comentarios” del mental lo que gatilla la sensación con que experimentamos esa situación y por lo tanto lo que sentimos y desde allí surge el nuevo rótulo para definir la calidad de ella. Como los juicios tienen que ver con lo que creemos y lo que creemos a su vez tiene que ver mayoritariamente con lo que hemos aprendido y lo que hemos aprendido básicamente está en; la herencia familiar, la sociedad, la cultura en la que nos hemos desarrollado, el registro de nuestro pasado... (Asuntos que no solemos cuestionar conscientemente, para ver al menos qué tanta vigencia tienen), ese entramado de información se interpone y bloquea la riqueza que podríamos experimentar de verdad en ese momento, con los aprendizajes que puedan estar presentándosenos, lo cual suele ser inmensamente más simple, puro y efímero que todo aquello que nos decimos acerca de él.
A través del ejercitar, una y mil veces estar en el presente y no enjuiciar, aparece un mental que es espacio para la experiencia y que se vuelca al disfrute y a la co creación, como una parte integrada y en perfecta armonía con todo lo que es este eficaz instrumento Humano para la realización del Ser.
Kya Marcela Fuster Gómez
sábado, 12 de abril de 2014
LA CREACIÓN CREÁNDOSE
Todo en nosotros es energía, códigos de información que se emiten y que a su vez van modificando información y generando nuevas conexiones o alimentando las pre existentes, una cascada interminable, múltiple, de redes de información.
Cada pensamiento, cada emoción que se desprende de ellos o de lo que percibimos con nuestros sentidos, todo es información, somos como un programa que se configura a sí mismo en todo momento, se actualiza y se reinicia, somos nuestro creador.
Entonces para diseñarnos conscientemente y así nuestro holograma de vida, debemos escoger el tipo de información que procesamos, partiendo por limpiar los pensamientos; eliminando los que enjuicien el presente y los que no tengan relación con el presente, a menos que, siendo una construcción del pasado o futuro, aporten en la realización de nuestras acciones presentes (experiencia aplicada u orientación de caminos a recorrer). Las emociones por su parte, al igual que los síntomas físicos, son un indicador y una alerta para mantenernos consientes de cómo estamos experimentando el momento presente, lo que sucede de manera expedita siempre y cuando el pensamiento esté alineado en la acción presente, si no, estas alertas emocionales y físicas pueden venir del engañoso mundo mental y no de lo que estamos realmente viviendo, lo cual se devela en sí mismo al momento que escuchamos estas alertas y tomamos el camino de ver más allá del síntoma, ir a la raíz de su origen, que en el caso de ser una creación mental, el propio descubrimiento será la solución, pues el descubrimiento pondrá luz que desvanece la proyección mental y sus derivados, permitiéndonos retornar nuestra atención (energía) a lo que verdaderamente está a nuestra disposición para ser experimentado, el momento presente, que vivido desde el Ser consiente es pura presencia, es sencillamente energía fluyendo.
Nuestra tarea primordial es crearnos a nosotros mismos y desde allí el mundo y el universo, pues es lo mismo, la Creación creándose.
Kya (Marcela Fuster Gómez)
Cada pensamiento, cada emoción que se desprende de ellos o de lo que percibimos con nuestros sentidos, todo es información, somos como un programa que se configura a sí mismo en todo momento, se actualiza y se reinicia, somos nuestro creador.
Entonces para diseñarnos conscientemente y así nuestro holograma de vida, debemos escoger el tipo de información que procesamos, partiendo por limpiar los pensamientos; eliminando los que enjuicien el presente y los que no tengan relación con el presente, a menos que, siendo una construcción del pasado o futuro, aporten en la realización de nuestras acciones presentes (experiencia aplicada u orientación de caminos a recorrer). Las emociones por su parte, al igual que los síntomas físicos, son un indicador y una alerta para mantenernos consientes de cómo estamos experimentando el momento presente, lo que sucede de manera expedita siempre y cuando el pensamiento esté alineado en la acción presente, si no, estas alertas emocionales y físicas pueden venir del engañoso mundo mental y no de lo que estamos realmente viviendo, lo cual se devela en sí mismo al momento que escuchamos estas alertas y tomamos el camino de ver más allá del síntoma, ir a la raíz de su origen, que en el caso de ser una creación mental, el propio descubrimiento será la solución, pues el descubrimiento pondrá luz que desvanece la proyección mental y sus derivados, permitiéndonos retornar nuestra atención (energía) a lo que verdaderamente está a nuestra disposición para ser experimentado, el momento presente, que vivido desde el Ser consiente es pura presencia, es sencillamente energía fluyendo.
Nuestra tarea primordial es crearnos a nosotros mismos y desde allí el mundo y el universo, pues es lo mismo, la Creación creándose.
Kya (Marcela Fuster Gómez)
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