Cuando decides enfrentar de forma profunda preguntas como: ¿Quién soy? ¿Qué es la vida? ¿Qué me hace feliz?...entras en una espiral que te muestra una nueva realidad, pero pronto descubres desde esa renovada mirada, que hay más y luego más…y luego sueltas las preguntas, abandonas los juicios, dejas de buscar…sólo te sitúas en la experiencia y confías. Ese es un cambio radical.
Si a esta aventura en espiral, muchas veces vertiginosa, le quieres llamar evolución, observa cómo se produce la evolución en la naturaleza en cualquier especie y veras que hay un momento donde siempre se vuelve radical. En estos tiempos parece que la mariposa tuviese cómo principal propósito enseñarnos esto, por eso la vemos como metáfora en muchos mensajes… pasar de un cuerpo pesado que se arrastra por el suelo, a la liviandad de otro que despliega alas de múltiples colores, para vivir lo que en su estado anterior era “imposible” y desde una perspectiva que nos muestra un mundo inimaginable, es un gran cambio. Pero así como la oruga tiene en su ADN todo lo necesario para convertirse en mariposa, aunque no lo sepa y su tarea momentánea sea ser oruga, la mariposa también tiene en su esencia algo más, ese algo que nos es común a todos, ese algo informe e infinito…la evolución de la mariposa continúa.
Como en el cuento de “Alicia en el país de las maravillas” la pregunta sería ¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar?... te recomendaría emprender el viaje lo más liviano que puedas y ve dispuesto a soltar todo, aunque aún te sea imposible imaginar siquiera que es eso, pues solo se descubre en el camino, un camino en el que te arrastrarás, volarás y mucho más.
MFG (Kya)
jueves, 4 de julio de 2013
CAOS REDENTOR
Quisiera que la evolución humana fuera un dulce despertar que nos hiciera comprender de un momento a otro, que todos somos uno y que el amor es la vibración que manifiesta todo nuestro potencial y nos sitúa en la eterna felicidad, pero al parecer no es lo que estamos escogiendo mayoritariamente aún, entonces creo que quizás nos falta un poco más de “caos redentor”.
Algo así como que las personas ya no asisten a votar por sistemas políticos en los que dejaron de creer y por lo tanto escogen no alimentar más la mentira de sostener “el mal menor”, dando espacio al colapso ciudadano que nos obligue a crear una nueva forma de organizarnos como sociedad. También podríamos optar por dejar de participar en otros sistemas que son una promesa de un futuro que no existe a costa del sacrificio del presente que si existe; fondos de jubilación o de salud, que más que nada parecen ser focos del desgaste vital y de la enfermedad. Quizás podríamos ocupar ese tiempo y esos recursos en experimentar sistemas de colaboración con nuestro bienestar actual individual y colectivo, en áreas como; la meditación y otras técnicas del manejo armónico de nuestra energía, alimentación orgánica, cuidados del medio ambiente, expresión artística…opciones que la ciencia ya ha comprobado que nos ayudan a estar saludables y longevos, si así lo queremos, dejando de sostener una industria farmacológica que es un muy buen negocio, que olvidó su sentido de servicio hace mucho tiempo…y eso lo sabemos.
Qué tal si en vez de quejarnos por cómo nos consume el sistema, dejáramos de consumir lo que nos ofrece el sistema, ¿cómo?...dejando de creer que necesitamos todo lo que nos ofrece y empezando a preguntarnos honestamente que es lo que de verdad nos hace felices, devolviéndonos el poder de crear nuestra felicidad, nuestra vida en comunión y colaboración con todo. Recuperar nuestro poder creador.
Prefiero un caos redentor a la autodestrucción que genera la inconsciencia, la mentira de una seguridad que no existe en esas estructuras y en otras que hoy nos tienen enfermos y de la ilusión de la separabilidad que como humanidad nos ha vuelto un virus mortal para el planeta.
Sea cual sea el despertador que necesitemos, lo fundamental es que despertemos, podemos elegir Amar.
MFG (Kya)
Algo así como que las personas ya no asisten a votar por sistemas políticos en los que dejaron de creer y por lo tanto escogen no alimentar más la mentira de sostener “el mal menor”, dando espacio al colapso ciudadano que nos obligue a crear una nueva forma de organizarnos como sociedad. También podríamos optar por dejar de participar en otros sistemas que son una promesa de un futuro que no existe a costa del sacrificio del presente que si existe; fondos de jubilación o de salud, que más que nada parecen ser focos del desgaste vital y de la enfermedad. Quizás podríamos ocupar ese tiempo y esos recursos en experimentar sistemas de colaboración con nuestro bienestar actual individual y colectivo, en áreas como; la meditación y otras técnicas del manejo armónico de nuestra energía, alimentación orgánica, cuidados del medio ambiente, expresión artística…opciones que la ciencia ya ha comprobado que nos ayudan a estar saludables y longevos, si así lo queremos, dejando de sostener una industria farmacológica que es un muy buen negocio, que olvidó su sentido de servicio hace mucho tiempo…y eso lo sabemos.
Qué tal si en vez de quejarnos por cómo nos consume el sistema, dejáramos de consumir lo que nos ofrece el sistema, ¿cómo?...dejando de creer que necesitamos todo lo que nos ofrece y empezando a preguntarnos honestamente que es lo que de verdad nos hace felices, devolviéndonos el poder de crear nuestra felicidad, nuestra vida en comunión y colaboración con todo. Recuperar nuestro poder creador.
Prefiero un caos redentor a la autodestrucción que genera la inconsciencia, la mentira de una seguridad que no existe en esas estructuras y en otras que hoy nos tienen enfermos y de la ilusión de la separabilidad que como humanidad nos ha vuelto un virus mortal para el planeta.
Sea cual sea el despertador que necesitemos, lo fundamental es que despertemos, podemos elegir Amar.
MFG (Kya)
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