domingo, 20 de marzo de 2011
UN PASEO POR EL BARRIO (del libro"TESOROS, un camino de encuentro", capitulo ALEGRÍA
Hoy decidí alegrar el día, puse un hermoso remolino en mi bicicleta y salí a recorrer el barrio.
Parece que ese solo acto le dio más color a todo lo que miro, con el viento el remolino gira, desparramando su brillo al pasar. El mismo viento que despeja mi rostro suavemente y me hace sonreír, feliz de la vida…como ese gato que se regocija en el césped.
Estas calles que otros días he transitado tan ausente, con mi cabeza llena de parloteo tonto, hoy se vuelven tan vivas, familiares, alegres…
La señora que riega el antejardín sonríe al ver mi remolino y yo le respondo con un amistoso ¡hola!, nunca la había saludado y no conocía su sonrisa, ahora siempre nos saludaremos…quizás la próxima vez que pase por aquí ella tendrá su propio remolino, hay unos de jardín.
El ruido que hace al girar parece ser la música que bailan esos niños en la plaza, como la música de sus risas y juegos…ese columpio que llega al cielo y lo hace volar con los ojos bien abiertos en un grito liberador y feliz.
De la panadería sale un maravilloso olor a pan recién horneado, creo que encontré una parada obligatoria de alegría para compartir.
Que distinto ha sido este recorrido por el barrio, gracias a mi remolino, me gustaría regalar miles, millones…una cadena de alegría por todo el mundo…es que cuando decidimos estar felices esa fuerza es un combustible muy poderoso que no se agota, por el contrario aumenta mientras avanzamos y se vuelve inminente compartirla.
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