Es probable que para
unirnos en el encuentro sexual con alguien, consideremos si nos atraen; su
aspecto físico, su personalidad, su historia de vida…algunos o todos ellos. También
es probable que sintamos, que si se satisfacen todos estos puntos y de manera
recíproca, el encuentro será de Amor y que podría llevarnos a una relación de
pareja sostenida en el tiempo. Pero estos aspectos son los que definen al Yo
mental, el de las etiquetas, juicios, pasado, ego…lo que creemos ser y lo que creemos
que el otro es, por lo que el encuentro será satisfactorio mientras este
listado de definiciones pueda entrelazarse armónicamente, un Amor condicionado
a esa “lista de atributos”.
Me pregunto si es probable
que dos seres humanos se sitúen en su espacio divino donde se reconocen y
reconocen al otro como un Alma en una experiencia encarnada, y desde esa
igualdad decidan representar a la diosa y al dios que hay en cada uno para
unirse a través de sus cuerpos en un ritual puro y espontaneo, que funda sus
seres en un acto de expansión espiritual, como era en culturas ancestrales, por
ejemplo los Druidas y las Sacerdotisas de Avalón, un encuentro de Amor sin condiciones,
un encuentro de dos almas que experimentan la expansión que les regala el cuerpo
humano.
¿Qué estamos buscando
realmente? ¿Quiénes somos y sobre todo, quienes no somos?
Si estamos evolucionando,
todas nuestras experiencias también tendrían que hacerlo y entonces los
encuentros se producirán, porque en ese divino momento presente, hemos vibrado
en la misma frecuencia… ¿en cuál vibras tú?
MFG (Kya)
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