Llevo un buen rato pensando qué escribir sobre el “ser Madre”, que sea pluralista, realista y optimista…mmmmmmm, no sé si es una mezcla coherente, pero haremos el empeño.
Sin duda alguna el hecho biológico de la maternidad es una situación destacada de la vida, que suele estar vinculada a una fuerte experiencia emocional, aunque hoy la ciencia y la tecnología, también permiten trasladar este evento al mundo de los negocios; vientres de alquiler para un variado grupo de consumidores.
Sabemos que las circunstancias en las que una mujer se embaraza, no siempre son felices, sin embargo muchas suelen superar este comienzo ingrato, sobre todo cuando nace el bebé. Otras, a la inversa, parten en una situación socialmente “correcta” pero sufren un shock con el nacimiento y entran en pánico, no pudiendo si quiera alimentar a la criatura. Situaciones muy diversas rodean las historias de la maternidad, algunas inmensamente felices y gratificantes.
Para aquellas mujeres que, conscientemente o no, asumen este vínculo como un lazo indisoluble (acompañadas por los progenitores en algún momento, todo o ninguno del camino), la aventura está llena de maravillas, miedos, aciertos, errores, cansancio, sorpresas, impotencia…AMOR.
Hay tantas formas de ser madre; biológicamente o no, presente o ausente, asertiva o de temer…tantas como cada mujer que ha existido, existe y existirá en este mundo, pues finalmente cumplimos este rol, si nos toca vivirlo, desde la persona que somos, eso es lo que reciben nuestros hijos/as, y sobre esa base, ellos/as construirán su propia maternidad-paternidad, ojalá superándonos con creces.
Como se acerca el “Día de la Madre” (en esta oportunidad no cuestionaré su validez), mis más cordiales saludos a todas aquellas mujeres que hoy intentan desarrollar este importantísimo rol, desde lo
mejor que les es posible. Gracias a la mía por traerme a esta vida aportando lo suyo a quien soy. Y un abrazo fraterno a mí misma, por cuestionarme constantemente el "cómo lo hago", sin dejar de disfrutar a este par maravilloso de compañeros y maestros, que son mi hija Lia y mi hijo Ian.
mejor que les es posible. Gracias a la mía por traerme a esta vida aportando lo suyo a quien soy. Y un abrazo fraterno a mí misma, por cuestionarme constantemente el "cómo lo hago", sin dejar de disfrutar a este par maravilloso de compañeros y maestros, que son mi hija Lia y mi hijo Ian.
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